Es paradójico que en los albores de la gran modernidad lo que nuestros ancestros siempre hablaban ahora por todas las ciencias es aceptado.
No solamente somos un cuerpo físico y nuestra salud depende no solo de nuestras células sino de varias dimensiones: nuestros pensamientos, nuestras emociones, lo que comemos tanto mentalmente como fisicamente pero también la relación con las personas, con nosotros mismos, y una relación con un poder superior.
El aprender y reconocer y tener una comunicación interna más asertiva que nos permita el manejo correcto de nuestras emociones donde la modernidad, nos ha traído comodidad, pero junto con ello la enfermedad del siglo XX: el estrés.
Ahora ante este reto que como humanidad enfrentamos en esta pandemia algo que ha crecido junto con la contingencia es ese enemigo invisible que se crea y existe únicamente en la mente: El miedo.